Cantigas de Cruz y Luna.

Cervera del río Alhama, una pequeña villa castellana donde cristianos, judíos y musulmanes conviven en secular armonía, envía sus mejores gentes a la campaña de las Navas de Tolosa. Les acompaña la dulce Zahara, arrastrada contra su voluntad a una aventura donde, para sobrevivir, habrá de ser más fuerte que los más intrépidos cruzados.

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La novela

La novela
Una historia de aventuras en Cervera del río Alhama, una perspectiva nunca vista de las Navas de Tolosa

viernes, 8 de junio de 2012

¿Euskadi tierra de banderizos? La Wikipedia miente.

Un error que se repite (sospecho que en muy pocas ocasiones debido únicamente a la mala información o  la ignorancia) es el considerar al País Vasco como una tierra de banderizos,  para a renglón seguido  llegar a la conclusión de que los vascos tienen una extraña predisposición a matarse entre ellos por “ver quién más vale” o por cualquier otra tontería, mientras en el resto del mundo las gentes buscan medios pacíficos para resolver sus problemas. Se tiende a creer que los banderizos fueron exclusivos de estas tierras y las luchas de bandos solo ocurrieron aquí. Y para comprobar tan estúpido error  solo hace falta leer lo que en la Wikipedia se escribe sobre las guerras de bandos.
Quienes esto defienden parecen desconocer que en la edad media la guerra era una actividad empresarial perfectamente aceptada y asumida en la sociedad. De ella dependían poblaciones enteras y muchos nobles complementaban sus ingresos agrícolas y ganaderos con actividades militares más allá de sus tierras, tanto en propiedades cristianas como musulmanas. Por otra parte, la sociedad medieval (Toda la sociedad medieval occidental, no solo la sociedad medieval vasca) era una sociedad sustentada en el clientelismo y la familia. Por lo tanto, si aceptamos que un bando es una agrupación de linajes procedentes de un mismo tronco familiar al que se unos otros por lazos de parentesco o por intereses económicos, nos encontramos con que toda la sociedad hispana -y toda la occidental- entre los siglos XI al XVI, era una sociedad estructurada en bandos, una sociedad de banderizos.
A finales de la edad media, la pujanza de las villas y el aumento del poder de los reyes absolutistas restringieron los privilegios de los nobles, lo que exacerbó los enfrentamientos con que estos trataban de reducir el impacto de las normas reales y los fueros de las villas. Si a ello sumamos una sociedad más culta, donde comienzan a ser habituales los cronistas y bien aceptadas las crónicas (por otro lado la mayor parte de las veces escritas para agasajar y quedar bien con el rey) podemos a entender el porqué de las historias de banderizos que hoy conocemos.
¿De donde puede provenir esta falsa idea de que los bandos eran algo patrimonio de la sociedad vasca? Pues muy simple: cuando no proviene de la mala fe es simplemente una cuestión de falta de información o -peor aún- de una información parcial y sesgada. La verdad es que Vizcaya dispuso de un cronista atípico, un hidalgo aficionado a las letras que, muy a su pesar, se encontró con mucho tiempo libre. Éste, Lope García de Salazar, dejó para la posteridad una serie de escritos donde trató de reflejar la sociedad en la que vivía, su tiempo y su mundo. De los veinticinco libros de que constan sus Bienandanzas e Fortunas, los seis últimos están dedicados a contar las vicisitudes de las principales familias vizcaínas. Y de aquí deducen, los historiadores de medio pelo, los pseudo intelectuales malintencionados, los falsarios y tontos en general, que los vascos estaban todo el día matándose entre ellos por unas castañas mientras el resto de la cristiandad luchaba contra los enemigos de la cruz.

Solo haré constar unos pocos ejemplos de luchas banderizas medievales en España que -para quienes quieran comprobarlo- podrán evidenciar que las guerras de bandos fueron un fenómeno universal en el medioevo y no una particularidad de las tierras vascas. Que ni tan siquiera se dieron aquí con más virulencia que en otros lugares, sino que -simplemente- aquí hubo quien dejó constancia por escrito de los detalles particulares de estas y, como le sobraba el tiempo, se entretuvo en pasar a papel  sucesos comunes y enfrentamientos sin importancia que en realidad solo interesaban a sus protagonistas. Que ya se decía en Amadis de Gaula de los nobles hispanos que no siendo contentos con lo que Dios les dió, quieren usurpar y tomar de los más desfavorecidos.
Empezamos:
En Galicia, durante el siglo XII, los caballeros de Tui se llevaban bastante mal con los caballeros de Santiago y, además de matar a los siervos y campesinos, se robaban los unos a los otros los ganados e talaban los sembrados. Ya decía por entonces Alonso de Palencia que los gallegos eran gente hecha a la lucha sangrienta de encarnizados bandos.
En Palencia, en 1457, el asalto a la torre de Monzón por Rodrigo Enríquez siembra la ciudad de sangre e incendios. Duran siglos las disputas entre Osorios, Enríquez, el concejo y los Manrique.
En 1330, Herrera del Pisuerga sufre los desmanes y tropelías del hidalgo Fernán Núñez de Castañeda.
En 1401, los vecinos de Paredes de Nava solicitan al rey que impida que los dos bandos dominantes en el concejo se repartan entre sí los cargos. Exactamente lo mismo que ocurrió en Bilbao unos años más tarde.
En Orihuela, las familias de Rocafull, Miró, Rocamora, Masquefás, etc., vivían en casas fortificadas y dirimían sus diferencias con la fuerza de las armas colmando las tierras de viudas y huérfanos.
En 1396, los enfrentamientos entre bandos en Cocentina, obligaron a intervenir a la reina Violante para imponer la justicia.
En 1436, la ciudad de Sevilla escribía al rey que algunos sennores e poderosos de la ciudad se niegan a entregar a la justicia algunos malhechores suyos e de otros.

Y podríamos también hablar de Castros y Laras en Castilla; Benavides y Carbajales en tierras de Úbeda y Baeza; Agramonteses y Beamonteses en Navarra o Abencerrajes y Zegríes en tierras nazaríes. También más allá de los Pirineos podríamos encontrar a los Lancaster y York en tierras inglesas o los Medici y los Pazzi entre los apellidos florentinos y Güelfos y Gibelinos en los estados pontificios y la actual Alemania… ¿Alguien necesita más para aceptar que es simplemente mentira el que las guerras de bandos fueran algo particular de las tierras vascas?

martes, 5 de junio de 2012

Qué comían los caballeros medievales (y algunas recetas de su época).

No repetiré aquí los diferentes productos que comían los hidalgos y caballeros -ya indicados en el anterior artículo- sino que trataré de abrir una pequeña rendija en el tiempo a través de la cual pudiera el lector entender cómo comían nuestros antepasados.

Antes de comenzar, una curiosidad: la expresión poner la mesa que aún se usa en nuestros días, proviene de la edad media, cuando la comida se servía en la habitación principal de la casa que debía de estar utilizable para los diferentes menesteres a los que estaba destinada. Al llegar la hora del condumio, se colocaban unos caballetes en el centro y sobre ellos una o varias tablas sobre las que se servían las viandas y que se recogían una vez terminada la comida. De ahí viene eso de poner y recoger la mesa
El menaje era bien sencillo: una fuente en el centro con la comida y una escudilla por comensal. Cada uno disponía de su cuchillo y una cuchara como únicos cubiertos, por que se comía con las manos,. Pero no a dos manos y grandes bocados como aparecen el las películas de Hollywood, sino únicamente con los tres primeros dedos de la mano derecha.  
En las mesas de los ricos se lavaban las manos antes de la comida en la misma mesa  con un aguamanil que portaban los criados, se bendecían los alimentos y comenzaba el banquete. Al terminar, volvían los  criados con  las jofainas y paños para limpiarse manos y boca. Durante la comida, si eran pudientes, se limpiaban las manos  en la parte de mantel que tenían frente a sí. 
En la mesa de los pobres no existían ni aguamaniles ni manteles, de manera que para esos menesteres habían de servirles sus propias ropas.

Pasando a la comida, como ya comentamos, los alimentos básicos en el medioevo fueron el pan y el vino, que era considerado también un alimento más.  Pan de trigo para los nobles y pudientes, de centeno para el resto, cuando no de cebada, mijo, arroz, bellotas, habas, guisantes o hayucos. Imaginad el pan que podían sacar de estos ingredientes cuando las únicas harinas realmente panificables, tal y como entendemos hoy el pan, son las de trigo y centeno.
La harina (de cualquier grano seco) se hervía o cocía mezclada con agua, leche de almendras (quien la tuviera), unto o sebo  y se comía en papilla, como gachas o en algo parecido al cus-cus.
Receta de gachas:
Se cuece cualquiera de las harinas mencionadas antes con agua. Si se dispone de él, se puede sustituir el agua por un caldo de carne, verduras, o cualquier otro líquido (menos leche, que se consideraba con exceso de humedad y perjudicial para la salud), incluyendo el vino. 
Esta es la receta básica. Ahora podemos engordarla añadiendo al puchero algo de unto o  ilustrarla con unos trozos pequeños de tocino o carne. Si la comemos sola podemos endulzarla con miel (azucar, si somos gentes de posibles) o añadirle tomillo u orégano y una pizca de sal si es de nuestro gusto.

Respecto a los alimentos líquidos, era el vino el más valorado, aunque en las zonas pobres del norte también se consideraba alimento básico la sidra. El vino se consumía normalmente aromatizado con especias (clavo, canela, etc.), miel o resinas y en muchos casos tras hervirlo con ellas. La otra gran bebida  medieval fue el hidromiel, elaborado con agua y miel aromatizadas con canela, clavo y otras hierbas y  fermentado para conseguir un cierto grado alcohólico.
Receta de hipocrás:
Tres partes de vino, una de agua, varios clavos de olor, canela, jengibre rallado y abundante miel. Se hierve solo un momento y se deja reposar unos minutos, se cuela y listo para beber.
Receta de sopa de vino:
Los dos alimentos básicos también se consumían juntos, se hervía el vino con pan seco y se añadía al guiso miel o leche cuajada. No sé si sería agradable al paladar, pero energético si que debía serlo.

En las comidas de los ricos nunca faltaba carne, tanto de caza como de animales domésticos y se comían de la vaca y el cerdo desde su grasa y sus pezuñas hasta el tuétano de sus huesos. Se hacían embutidos con su carne y se asaba, cocía o freía cada una de sus partes.
Receta de cerdo asado:
Se vacía el cerdo de sus vísceras, se pican bien todas ellas desde el corazón al hígado (riñones y pulmones incluidos) desechándo únicamente los intestinos. Se mecla este picadillo con huevos, queso viejo, sal, comino, ajos y cebollas. Se rellena el animal, se unta bien en manteca y se mete al horno hasta que quede la piel bien crujiente.

Como hemos comentado también abundaban los pescados, tanto secos –ahumados y salados- como frescos.
Receta de guisado de congrio:
Se cuece el congrio con algo de sal y un chorrito de vinagre, aparte se majan almendras y piñones y se mezclan con pan seco y ajo. Se deslíe el majado con una cucharada de vinagre y algo del caldo de la cocción y se le añade menta, clavo y pimienta. Se cuece bien la salsa y se vierte sobre el congrio cocido.

Las verduras (comida de pobres) se comían normalmente cocidas y solo quienes disponían de algún dinero se permitían incorporar al caldo sebo, caracoles, anguilas o cualquier otro ingrediente que pudiera añadir algo de sustancia a la sopa.
Receta de col:
Se cuecen las coles troceadas junto a unas cebollas y puerros. Cuando está ya cocida, se le añade mantequilla o manteca, se aromatiza con hierbas (al gusto de cada cual) y a la escudilla.

¡Buen apetito!

Besamanos a Fernando V por los vizcainos en 1476

Besamanos a Fernando V por los vizcainos en 1476
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Bilbao en el siglo XV

Bilbao en el siglo XV
Así se supone que podía ser Bilbao a finales de la Edad Media

Casa torre de Etxaburu (fotografía de Txemi Ciria Uriarte)

Casa torre de Etxaburu (fotografía de Txemi Ciria Uriarte)
La casa, origen del linaje, razón de ser de los bandos

Espada de mano y media, también llamada espada bastarda - 1416

Espada de mano y media, también llamada espada bastarda - 1416
Armas de lujo para los privilegiados de la tierra

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