Cantigas de Cruz y Luna.

Cervera del río Alhama, una pequeña villa castellana donde cristianos, judíos y musulmanes conviven en secular armonía, envía sus mejores gentes a la campaña de las Navas de Tolosa. Les acompaña la dulce Zahara, arrastrada contra su voluntad a una aventura donde, para sobrevivir, habrá de ser más fuerte que los más intrépidos cruzados.

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La novela

La novela
Una historia de aventuras en Cervera del río Alhama, una perspectiva nunca vista de las Navas de Tolosa

martes, 21 de junio de 2011

Tecnicas medievales de construcción

En este post, trataré de dar un repaso somero a los diferentes métodos de construcción utilizados en la edad media. Inicio la lista con el más simple y económico para finalizarla con la máxima expresión de la arquitectura medieval.

Comenzamos con una técnica constructiva que quizás pueda sorprender a alguno. El sistema más sencillo y, pese a lo extendido de su empleo, el menos conocido por el gran público es el de fusta. Fusta –dejando aparte la vara que se utiliza para estimular a los caballos- se llama también a todas las ramas y varas finas y flexibles de la madera, tipo a los mimbres y demás. Con estas varas –fustas- se fabricaban unas cabañas de aspecto semiesférico muy comunes en los pueblos de hispanos y existen multitud de referencias en las crónicas a especialistas en construir estas casas de fusta. De estas construcciones de fusta se pueden ver representaciones en las cantigas alfonsinas y hoy en día, en las tierras africanas.

Otra técnica básica, sería la de construir la casa con madera mejor o peor trabajada -dependiendo de los posibles de quien la fuera a utilizar-. Para ello se utilizaban tablas o troncos fijados entre sí, y se tapaban las grietas que quedaban entre las diferentes piezas de madera con barro. La cubierta de estas podía ser de paja en los modelos más elementales y de lajas de piedra o pizarra en los demás.

A la madera seguía el adobe. Bloques de barro sin cocer mezclado con paja, a modo de ladrillos, con los que se construían las paredes uniéndolos entre sí con barro húmedo.

Del mismo material se levantaba el tapial. Método constructivo muy utilizado durante toda la edad media. Se trataba de colocar un encofrado de tablas y rellenarlo con el barro fresco mezclado con la paja. En algunos casos se utilizaban palos largos y finos para armarlo, o piedras pequeñas y cascajo para darle más consistencia. Una vez seco el primer encofrado, se separaban las tablas, se volvían a colocar sobre lo ya hecho y se alzaba otra tirada de pared. Así hasta concluir la obra.

Lope de Salazar nos habla de casas de lastra ensuciada, que suponemos se trataría de paredes levantadas con lajas de piedra apiladas una sobre otras y recibidas más tarde con mortero, cal o barro. Una construcción de piedra, más dura y resistente que las de barro, pero mucho más sencilla y económica de levantar de las de mampuesto o cantería.

Más resistente, sofisticado y más caro, era el mampuesto, la obra de mampostería. Consistía en colocar piedras pequeñas, colocadas a mano y unidas entre sí con algún tipo de mortero. Para realizarlo se podía seguir, o no, la técnica del encofrado y en muchos casos se adornaban las juntas entre las piedras con escorias o piedrecitas negras o rojas, según la zona.

También se utilizaba el calicanto, o cal y canto. Piedras sin trabajar o cantos rodados de río, aglutinados con argamasa (cal, con arena), una mampostería de bajo presupuesto.

Otro material común era el ladrillo. Su empleo parece heredado de los árabes y era común en buena parte de la geografía peninsular, sobre todo en aquellos lugares donde escaseaba la piedra y sobraba la arcilla. Existen hermosos ejemplos de castillos construidos enteramente en ladrillo, algunos tan impresionantes como en de Coca.

Más complejo y elaborado era el sillarejo, imitación barata de la sillería, más parecido a la mampostería, que utilizaba piedras labradas en su construcción, no homogéneas y, habitualmente, fijadas entre sí por mortero.

Y por último, la obra por excelencia, la más costosa y preciada: la Sillería. Piezas talladas de piedra maciza que encajan perfectamente unas con otras para dar forma al edificio. Realizaban este trabajo tan minucioso y preciado los maestros canteros, que trabajaban los sillares hasta darles la forma exacta que se les requería, generalmente paralelepípedos de lados iguales. Las catedrales y palacios de reyes estaban levantados en piedra labrada, y fue la agrupación gremial de los maestros canteros el germen de la masonería. Este sistema constructivo era el más costoso de todos ellos. Se precisaba en primer lugar de la materia prima: la piedra. Se debía extraer de la cantera, trasladar al taller de labrado, elaborarla siguiendo las instrucciones precisas del arquitecto o maestro de obra, transportar el bloque ya trabajado hasta el lugar de emplazamiento del edificio que se estaba construyendo, corregir si los hubiera los errores de elaboración y colocarla, manipulando y elevando hasta los puntos más altos de la construcción sillares de piedra que en muchos casos superaban ampliamente los mil kilos de peso.

Tan costoso resultaba este sistema que, para financiarlo, la iglesia aceptaba donativos de sus fieles y existen muchos casos documentados de creyentes devotos que sufragaban los gastos de una sola piedra de cantería a emplear en la construcción de determinado monasterio o iglesia en agradecimiento a los favores recibidos por la Virgen o el santo a quien estuviera dedicado el templo.

A estas técnicas básica, se les añadirían las con construcciones mixtas. Paredes de mampuesto con ángulos de cantería, ladrillo reforzado en sus aspilleras o arcos con sillería, paredes de madera con sus huecos cegados con adobe, etc.

Besamanos a Fernando V por los vizcainos en 1476

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Bilbao en el siglo XV

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Así se supone que podía ser Bilbao a finales de la Edad Media

Casa torre de Etxaburu (fotografía de Txemi Ciria Uriarte)

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La casa, origen del linaje, razón de ser de los bandos

Espada de mano y media, también llamada espada bastarda - 1416

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Armas de lujo para los privilegiados de la tierra

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