Cantigas de Cruz y Luna.

Cervera del río Alhama, una pequeña villa castellana donde cristianos, judíos y musulmanes conviven en secular armonía, envía sus mejores gentes a la campaña de las Navas de Tolosa. Les acompaña la dulce Zahara, arrastrada contra su voluntad a una aventura donde, para sobrevivir, habrá de ser más fuerte que los más intrépidos cruzados.

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La novela

La novela
Una historia de aventuras en Cervera del río Alhama, una perspectiva nunca vista de las Navas de Tolosa

lunes, 17 de junio de 2013

El origen del Linaje (y III) La gens romana, la familia y sus clientes

Ya hemos determinado anteriormente que el linaje era la agrupación de familias descendientes de un antepasado común. A estos individuos unidos por lazos familiares se les añadían los que entonces llamaban parientes, aunque no tenían porque tener vínculos de sangre entre sí, eran los encartados, criados, contratados, siervos, collazos y esclavos que trabajaban para la familia original y constituían todos juntos un linaje que llevaba el nombre de aquél primer antepasado. Estos linajes se unían entre sí por lazos de sangre o intereses comunes y formaban una superestructura a la que dieron en llamar bando.

Esto que a día de hoy nos puede parecer algo extraordinario y privativo de nuestros banderizos, algo que podría distinguir a nuestros antepasados del resto de la humanidad, resultaba simplemente el medio más eficaz para sobrevivir y medrar en una sociedad desestructurada como era la europea en la alta edad media, un medio que había probado su eficacia desde siglos atrás. Sus gentes, a la caída del imperio romano, sin un estado fuerte que organizara territorio e hiciera evolucionar su sociedad, se mantuvieron en las estructuras básicas romanas, aquellas vigentes en este territorio antes del crac social que supuso la llegada de las tribus bárbaras del norte.
Porque, nos guste o no, fue precisamente allí, en la península vecina, donde  se cimentaron las bases estructurales de la sociedad medieval peninsular, ordenadas sus gentes, atribuciones y fuerzas desde siglos atrás en linajes y bandos.
Aunque ellos los llamaron familia y gens.
La gens era la estructura social original de los romanos antes de que naciera un estado fuerte que aglutinara y protegiera a su población, en un período donde los individuos debían sobrevivir por sus propias fuerzas, sin una superestructura administrativa que les amparara. La formaban todos los descendientes de un mismo antepasado, propietario de tierras, que se distinguían por su cognomen o apellido. Estos a su vez componen familias diferenciadas, que se integran en la macroestructura de su gens aportando sus gentes, clientes y posesiones, tierras, bienes y esclavos. Los romanos llamaban clientes a aquellos hombres libres que aceptaban la protección de un ilustre -o noble- situado en una posición más alta en la escala socieconómica. Al ser aceptado como cliente, entraba a formar parte de de la familia de su patrón y aceptaba la autoridad del paterfamilias o superior de la gens a la que pertenecía su patrón. Esta disposición social permitía a los individuos con pocos recursos, formando parte de un grupo mucho más poderoso como era la gens, sobrevivir y crecer a salvo de sus vecinos hostiles más fuertes.
La forma de entrar a una gens podía ser el nacer dentro de su seno o ser aceptado como cliente por quienes ya formaban parte de ella.
Finalmente, la gens romana pierde su importancia vital ante la llegada de una estructura social superior como es el estado. Con el nacimiento de la república y luego con el imperio, la gens se incrusta en el nuevo orden social tratando de mantener sus recursos y poder, para ello se enfrenta a las otras gens por hacerse con los resortes económicos y políticos de la nueva sociedad hasta hacerse tan poderosas que llegan a hacer peligrar el estatus del propio ponen en peligro al propio monarca. Pero finalmente, este sistema básico de estructuración de la sociedad agraria prácticamente desaparece y se diluye en la nueva ordenación social más homogénea y eficaz.
La única diferencia real entre nuestro Pariente Mayor y aquél Paterfamilias, más allá de la propia nomenclatura, es el componente religioso que el romano incorporaba. Independientemente de cómo los nombremos, es evidente que los bandos, exponente último de los linajes y razón de ser de los banderizos, formaron parte del juego político romano y ambas perdieron su pujanza frente al poder absoluto de los nuevos monarcas.

Porque si cambiamos las palabras gens por bando, familia por linaje, ilustre por hidalgo, cliente por pariente y paterfamilias por pariente mayor ¿encontraríamos alguna otra diferencia sustancial entre una estructura social y otra?


lunes, 10 de junio de 2013

El origen del linaje (II) linajes y bandos

Como decíamos en el anterior artículo sobre el nacimiento de los linajes, en los primeros años, unas pocas familias, más poderosas que sus vecinos que disponían de la fuerza militar suficiente como para poder mantener por sí mismas sus haciendas, y generalmente con privilegios reales, comienzan a ceder a sus descendientes -mediante el mayorazgo- cada vez mayores extensiones de tierras junto a los collazos, labradores y esclavos que las habitaban. Para evitar que esta potencia económica y militar se disgregue y mantener cohesionada la herencia comienzan a formarse alianzas entre los descendientes de esta familias y dan forma así a los primeros linajes, los iniciales, que aglutinarán en torno a si a todos los demás que vayan surgiendo.
Porque a principios del siglo XIII vemos aparecer otros linajes nuevos que no descienden directamente de los nobles o sus tenentes. Son bastardos de los poderosos que cuentan con la parte de herencia que les adjudica su progenitor  u otros hombres libres, propietarios campesinos, que adquieren la fuerza suficiente como para mantener el nuevo estatus alcanzado, resguardarlo de sus vecinos y dejarlo en herencia a sus descendientes.
Así, surge un nuevo linaje cada vez que un individuo se nuestra capaz de defender de manera efectiva  sus propiedades, trasmitirlas indemnes a sus descendientes e identificar el conjunto de tierras y propiedades con su nombre, generalmente el toponímico del lugar donde levanta su primera casa (Basurto, Zabala, Oñate…) aunque otras muchas veces empleen el sobrenombre por el que se les conocía (Borte, Marroquín, Hurtado...). Una vez asentado este nuevo linaje, comienza a reunir a su alrededor a parientes cada vez más lejanos y más dependientes económicos, además de empleados a sueldo, sean artesanos, menestrales u hombres de armas, lo mismo da, todos juntos formarán la nueva parentela que le permitirá a este nuevo hidalgo fazer torre e solar.
Porque con este nuevo poder en sus manos, el nuevo jauna necesita un lugar seguro desde donde dirigir sus posesiones. Allí donde comenzó su carrera como hidalgo levantará la casa fuerte del apellido, la torre que constituye el corazón del linaje y epicentro de su solar. Un lugar que física y espiritualmente dará consistencia y permitirá perpetuarse en el tiempo a la nueva familia.
Ejemplo arquetípico del hombre común fundador de un poderoso linaje son los poderosos Zurbaran, originarios de unas caserías que son cerca de Bilbao, que eran pecheros del señor. De allí poblaron Bilbao e ganaron como mercaderes e multiplicaron e ganaron hacienda e ficieron linaje mucho poderoso.
Cuando estos nuevos linajes adquirían la suficiente importancia y conseguían perdurar en el tiempo, el señor aceptaba de hecho su nueva condición de hidalgo a cambio de ciertos derechos económicos, como diezmos, caloñas, derechos de paso, vasallaje y servicio militar Una vez podríamos decir que institucionalizados, se vinculaban de forma natural con otros nuevos linajes vecinos mediante cartas. Así surgen de manera natural los bandos.
Ya asentados, y simultáneamente a su crecimiento, estos linajes emergentes reestablecen sus relaciones con las comunidades de las aldeas y adquieren derechos eclesiásticos levantando ermitas que les conceden un ascendiente natural sobre el resto de la población vecina muy similar al existente entre los hombres libres y los señores.
Con el transcurso de tiempo también los nuevos apellidos crean nuevos linajes secundarios al casar a sus hijos e hijas -bastardos o legítimos- con labradores ricos, que aportaban más propiedades y fuerzas al linaje reciente.
En este marco socio económico estalla la crisis bajo medieval que fuerza a los linajes a competir por unos bienes cada vez más escasos. Los bandos formados por los diferentes linajes sirven en este contexto para defenderse de los vecinos más poderosos y contener sus pretensiones.
Simultáneamente aparecen las villas como defensa de las aldeas frente a la violencia que impera en la tierra llana por las luchas entre los diferentes linajes por hacerse con los recursos económicos cada vez más escasos y acogen entre sus murallas a los más expertos artesanos y técnicos concentrando tras sus murallas las nuevas ciencias y tecnologías, mientras se multiplican los nuevos linajes que merman el poder de los todopoderosos primeros señores y complican hasta el extremo la composición de los bandos.

Pero esta falta generalizada de recursos económicos, no solo exacerba la violencia de las luchas de  bandos, también obliga a los nuevos hidalgos a diversificar sus fuentes de ingresos. Así se esfuerzan  en penetrar en la administración pública de las villas para participar como alcaldes y prebostes y poder beneficiarse de sus mercados y talleres, asumen patronazgos de iglesias y conventos recibiendo parte de los beneficios que estos atraen, impulsan  la construcción naval y participan como constructores y armadores en el desarrollo de la marina mercante, explotan la riqueza mineral de la tierra monopolizando la extracción de hierro y encuentran en el comercio una nueva forma de incrementar su riqueza que, de manera tangencial les pone en contacto con otras culturas, aumenta sus conocimientos y enriquece en tal modo su sociedad hasta entonces rural que, de una manera natural, permite el arribo del vecino renacimiento.

Para ilustrar el nacimiento de un nuevo linaje y su inclusión en el bando respectivo, transcribo las palabras de Lope García de Salazar sobre el linaje de los Valda:
Dice de este linaje -el más poderoso tras los Olaso del bando Gamboíno- que tiene su origen en un tal Ochoa López originario de las tierras de Valda, vecinas a la villa de Azcoitia. Su nieto primogénito, Ladrón de Valda, al que le correspondía el mayorazgo, murió sin descendencia pero su hermano menor tenía una hija que heredó todos los bienes de la familia y esposó con el doctor de Ondarroa, hombre muy rico poderoso. Este doctor compró Santa María de Valda a un privado del rey don Enrique  y casó a su hijo con la hija de Martín Ruiz de Ganboa. 
A la muerte de su padre el doctor, este hijo quedó heredero de aquél lugar de Valda.
Tierra, casa, monasterio y buenos parientes. Ya tenemos un nuevo linaje asentado y con garantía de pervivencia. 

lunes, 3 de junio de 2013

La lanza (II) una pequeña anécdota con la lanza como protagonista

Me comentan sobre la falta, en el anterior post sobre la lanza, de alguna anécdota ilustrativa del uso y empleo de esta arma, de largo la más empleada en la edad media.
Como no me gusta desairar a los aficionados a este período histórico, paso a relatar una anécdota narrada por Lope García de Salazar y ocurrida en tiempos del rey Alfonso VIII de Castilla.

Escribe nuestro cronista que, acuciado Alfonso por los enormes gastos que las guerras con los reinos vecinos le ocasionaban, decidió crear un nuevo impuesto de ocho maravedís para gravar a los hidalgos de su reino "E d'estos maravedís era moneda gruesa, que valía la dobla castellana siete maravedís"

El caso es que el buen rey pidió consejo a su  alférez Diego López de Haro, el fundador de la villa de Bilbao. Cuando le expuso sus pretensiones, don Diego comentó a su monarca:
   -Señor, los fijosdalgo malos son para pecheros.
  Pero el rey, espoleado por la necesidad, no prestó oídos a su consejero y tanto le apremió que este finalmente le contestó:
      -Señor, como quier que sea, pues vos tanto lo queredes e avedes menester, yo pagaré los ocho primeros.
   Satisfecho de su gestión, el rey convocó a cortes a todos sus nobles en  Burgos y, una vez todos reunidos, les expuso sus exigencias.
Cuando el rey terminó de hablar, don Diego se levantó y colocó frente al monarca sus ocho maravedís, pero su acción no consiguió el efecto que Alfonso esperaba. En lugar de imitar al de Haro, se alzó don Nuño de Lara para decir:
     -Señor, donde yo vengo los cavalleros e fijosdalgo nunca fueron pecheros.
   Y, alzándose, invitó a cuantos de los allí presentes les disgustara el pagar los impuestos que el rey pretendía a que le siguieran. A su requerimiento se alzaron todos los caballeros, salvo el dicho López de Haro y otros cuatro que quedaron en compañía del rey. 
Todos los demás marcharon al palacio de el de Lara y una vez reunidos se equiparon con todas sus armas para volver al campo de Santa María de Gamonal. 
Allí dispuestos los tres mil hombres de a caballo sobre el campo, enviaron a dos de ellos a decir a su señor natural que estaban dispuestos a pagar los ocho maravedís que les quería cobrar de pecho, tal y como los habían pagado hasta entonces sus antepasados. 
Que los tenían cada uno de ellos en una bolsa colgada en la punta de su lanza y que solo tenía que mandar a alguien a recoger el pecho que pretendía cobrarles, pero que les hiciera el favor de no ir él en persona  porque lo "querían guardar como a su rey e soverano señor".
Sobra decir que el buen rey decidió eximirles del nuevo impuesto, echó las culpas de la ocurrencia a su consejero  "E mandólos venir a su palaçio e dioles previllejos de livertad e desterró a don Diego López e quitóle la tierra".

Pero claro, estas son cosas que solo podrían suceder en el medioevo. 
A ningún gobernante actual se le ocurriría gravar con nuevos impuestos a sus gobernados para que pagaran ellos sus decisiones equivocadas y echar luego la culpa a sus consejeros y a los reinos vecinos si su política no daba el resultado que él esperaba.


Besamanos a Fernando V por los vizcainos en 1476

Besamanos a Fernando V por los vizcainos en 1476
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Bilbao en el siglo XV

Bilbao en el siglo XV
Así se supone que podía ser Bilbao a finales de la Edad Media

Casa torre de Etxaburu (fotografía de Txemi Ciria Uriarte)

Casa torre de Etxaburu (fotografía de Txemi Ciria Uriarte)
La casa, origen del linaje, razón de ser de los bandos

Espada de mano y media, también llamada espada bastarda - 1416

Espada de mano y media, también llamada espada bastarda - 1416
Armas de lujo para los privilegiados de la tierra

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