Como decíamos en el anterior artículo sobre el nacimiento de los linajes, en los primeros años, unas pocas
familias, más poderosas que sus vecinos que disponían de la fuerza militar suficiente como
para poder mantener por sí mismas sus haciendas, y generalmente con privilegios
reales, comienzan a ceder a sus descendientes -mediante el mayorazgo- cada vez
mayores extensiones de tierras junto a los collazos, labradores y esclavos que las habitaban. Para evitar que esta
potencia económica y militar se disgregue y mantener cohesionada la herencia
comienzan a formarse alianzas entre los descendientes de esta familias y
dan forma así a los primeros linajes, los iniciales, que aglutinarán en torno a
si a todos los demás que vayan surgiendo.
Porque a principios del siglo XIII vemos aparecer otros
linajes nuevos que no descienden directamente de los nobles o sus tenentes. Son
bastardos de los poderosos que cuentan con la parte de herencia que les
adjudica su progenitor u otros hombres
libres, propietarios campesinos, que adquieren la fuerza suficiente como para mantener
el nuevo estatus alcanzado, resguardarlo de sus vecinos y dejarlo en herencia a
sus descendientes.
Así, surge un nuevo linaje cada vez que un individuo se
nuestra capaz de defender de manera efectiva sus propiedades, trasmitirlas indemnes a sus
descendientes e identificar el conjunto de tierras y propiedades con su nombre,
generalmente el toponímico del lugar donde levanta su primera casa (Basurto,
Zabala, Oñate…) aunque otras muchas veces empleen el sobrenombre por el que se
les conocía (Borte, Marroquín, Hurtado...). Una vez asentado este nuevo linaje,
comienza a reunir a su alrededor a parientes cada vez más lejanos y más dependientes
económicos, además de empleados a sueldo, sean artesanos, menestrales u hombres
de armas, lo mismo da, todos juntos formarán la nueva parentela que le
permitirá a este nuevo hidalgo fazer
torre e solar.
Porque con este nuevo poder en sus manos, el nuevo jauna
necesita un lugar seguro desde donde dirigir sus posesiones. Allí donde comenzó
su carrera como hidalgo levantará la casa fuerte del apellido, la torre que constituye
el corazón del linaje y epicentro de su solar. Un lugar que física y
espiritualmente dará consistencia y permitirá perpetuarse en el tiempo a la
nueva familia.
Ejemplo arquetípico del hombre común fundador de un poderoso
linaje son los poderosos Zurbaran, originarios de unas caserías que son cerca de Bilbao, que eran pecheros del señor.
De allí poblaron Bilbao e ganaron como mercaderes e multiplicaron e ganaron
hacienda e ficieron linaje mucho poderoso.
Cuando estos nuevos linajes adquirían la suficiente
importancia y conseguían perdurar en el tiempo, el señor aceptaba de hecho su
nueva condición de hidalgo a cambio de ciertos derechos económicos, como
diezmos, caloñas, derechos de paso, vasallaje y servicio militar Una vez podríamos
decir que institucionalizados, se vinculaban de forma natural con otros nuevos
linajes vecinos mediante cartas. Así surgen de manera natural los bandos.
Ya asentados, y simultáneamente a su crecimiento, estos linajes
emergentes reestablecen sus relaciones con las comunidades de las aldeas y adquieren
derechos eclesiásticos levantando ermitas que les conceden un ascendiente natural sobre el resto de la población
vecina muy similar al existente entre los hombres libres y los señores.
Con el transcurso de tiempo también los nuevos apellidos
crean nuevos linajes secundarios al casar a sus hijos e hijas -bastardos o
legítimos- con labradores ricos, que aportaban más propiedades y fuerzas al linaje
reciente.
En este marco socio económico estalla la crisis bajo
medieval que fuerza a los linajes a competir por unos bienes cada vez más
escasos. Los bandos formados por los diferentes linajes sirven en este contexto
para defenderse de los vecinos más poderosos y contener sus pretensiones.
Simultáneamente aparecen las villas como defensa de las
aldeas frente a la violencia que impera en la tierra llana por las luchas entre
los diferentes linajes por hacerse con los recursos económicos cada vez más
escasos y acogen entre sus murallas a los más expertos artesanos y técnicos
concentrando tras sus murallas las nuevas ciencias y tecnologías, mientras se
multiplican los nuevos linajes que merman el poder de los todopoderosos
primeros señores y complican hasta el extremo la composición de los bandos.
Pero esta falta generalizada de recursos económicos, no solo
exacerba la violencia de las luchas de
bandos, también obliga a los nuevos hidalgos a diversificar sus fuentes
de ingresos. Así se esfuerzan en penetrar
en la administración pública de las villas para participar como alcaldes y
prebostes y poder beneficiarse de sus mercados y talleres, asumen patronazgos
de iglesias y conventos recibiendo parte de los beneficios que estos atraen,
impulsan la construcción naval y participan
como constructores y armadores en el desarrollo de la marina mercante, explotan
la riqueza mineral de la tierra monopolizando la extracción de hierro y
encuentran en el comercio una nueva forma de incrementar su riqueza que, de
manera tangencial les pone en contacto con otras culturas, aumenta sus
conocimientos y enriquece en tal modo su sociedad hasta entonces rural que, de
una manera natural, permite el arribo del vecino renacimiento.
Para ilustrar el nacimiento de un nuevo linaje y su inclusión en el bando respectivo, transcribo las palabras de Lope García de Salazar sobre el linaje de los Valda:
Dice de este linaje -el más poderoso tras los Olaso del bando Gamboíno- que tiene su origen en un tal Ochoa López originario de las tierras de Valda, vecinas a la villa de Azcoitia. Su nieto primogénito, Ladrón de Valda, al que le correspondía el mayorazgo, murió sin descendencia pero su hermano menor tenía una hija que heredó todos los bienes de la familia y esposó con el doctor de Ondarroa, hombre muy rico poderoso. Este doctor compró Santa María de Valda a un privado del rey don Enrique y casó a su hijo con la hija de Martín Ruiz de Ganboa.
A la muerte de su padre el doctor, este hijo quedó heredero de aquél lugar de Valda.
Tierra, casa, monasterio y buenos parientes. Ya tenemos un nuevo linaje asentado y con garantía de pervivencia.
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