Generalmente tendemos a suponer que la edad media fue una
época oscura y atrasada tecnológicamente. Y obviamente, si la comparamos con el
siglo XVIII, así resulta, pero no si la colocamos en su justo momento histórico.
La edad media comienza con el hundimiento del impero romano
y este acontecimiento conlleva un elemento al que no se le ha dado la
importancia que realmente tuvo. La caída del imperio supuso la práctica
desaparición de la mano de obra esclava procedente de las guerras de conquista
imperiales. Ante este problema, la Europa húmeda, favorecida por amplios campos forrajeros, se vio forzada a sustituir la fuerza humana por la animal. Floreció
la cría de caballos y bueyes y estos animales se volvieron tan importantes que
acabaron creando a su imagen una sociedad distinta a la existente hasta
entonces.
Los caballos servían para el trabajo, transporte y la guerra
y animales tan versátiles se convirtieron en los más preciados entre todos. Comenzó
a gran escala la cría de animales diseñados para trabajos específicos y
nacieron nuevas razas de caballos de guerra, asnos de gran alzada, mulas
resistentes y potentes bueyes. Los animales ya no solo debían producir carne,
sino también fuerza motriz.
La fuerza animal cubrió a la perfección las necesidades de
una sociedad diseminada y con escasos núcleos centralizados de población, cada
vez más aislada de sus vecinos.
Así nació el germen del futuro
caballero medieval, el caballero en su acepción de hombre con apellido. Es
decir, alguien que forma parte de una familia lo suficientemente importante
como para poder distinguirse de las demás, propietaria de una tierra de donde
–casi con toda seguridad- tomará su apellido, con esclavos, animales y siervos
a su servicio. Nace una nueva clase social que dará origen a lo que hoy conocemos como caballero medieval.
Este "protocaballero" es, como hemos dicho, propietario de un
puñado de tierra que le permite mantener a su apellido. Pero esta tierra,
aunque trabajada por las potentes yuntas de bueyes, es escasa en recursos y los
centros de comercio se encuentra alejados de la casa de la familia. Además ,
entre la recogida de una cosecha y la plantación o siembra de la siguiente
existe un período de inactividad improductiva, que los caballeros medievales
(todos los caballeros medievales, hispanos y germanos, vascos y castellanos,
gallegos y catalanes) empleaban en lo que era la segunda industria medieval más importante: la guerra.
Bueno, como me han dicho que me enrollo demasiado en mis
entradas, corto aquí y seguiré con este asunto más adelante.
Nos vemos.
4 comentarios:
¿Cómo que te enrrollas demasiado? Los temas que tu expones son de capítulo, no de cuartilla...
En fin, si esta estrategia se va a traducir en que tendremos un par de entradas a la semana, bienvenida sea
No se trata de una estrategia, sino de hacer caso a quienes siguen esta página. Si los lectores dicen que mis entradas son demasiado largas, trataré de recortarlas.
Ahora bien, es verdad que así habrá más entradas (al menos eso espero)y, para que estés contento, esta semana habrá dos.
...y gracias por estar aquí.
Gracias a tí por la difusión de tu extraordinario trabajo. Hay que tener mucho conocimiento para hacer comentarios de alguna calidad en este blog y yo no tengo tanto, pero te sigo con sumo gusto y atención.
Un saludo
No quiero que parezca coba pero, realmente, este blog solo tiene sentido porque hay quien lo lee.
Y no es que yo tenga unos conocimientos extraordinarios, simplemente me gusta el tema y sé donde buscar las respuestas.
De manera que, mientras haya quien lea mis chaladuras, estaré encantado de seguir aclarando dudas y respondiendo preguntas.
Y, una vez más, muchas gracias por acompañarme en esta batalla.
Publicar un comentario